Ubicada en el suroccidente de la Ciudad de México, la Casa Estudio Cien Años de Soledad es el lugar donde Gabriel García Márquez escribió su obra maestra. Desde febrero de 2020, fecha en que fue donada a la Fundación para las Letras Mexicanas, esta casa se ha convertido en un centro de promoción de la literatura.
Con Juan Villoro como director de proyectos, la Casa Estudio ha desarrollado, por sus plataformas virtuales, un Programa de Divulgación Literaria a través de talleres, mesas redondas, ciclos de charlas y módulos dedicados a la discusión y difusión de las letras de México, Hispanoamérica y universales. Todas las actividades de este programa se transmiten en vivo, pero de igual manera se pueden disfrutar en cualquier momento y desde cualquier parte del mundo en nuestro canal de YouTube.
La FLM ha apoyado el ejercicio de la creación literaria en los espacios de este nuevo centro, mediante el Programa de Residencias, que ha permitido a una diversidad de escritores y escritoras de trayectoria reconocida, procedentes de México e Hispanoamérica, dedicarse durante un periodo a la escritura de su obra en los mismos sitios donde Gabo compuso su obra magna. Así, el Programa de Residencias fortalece las labores que desde 2003 ha desarrollado la FLM con su Programa de Becas y Formación Literaria para Jóvenes.
La Casa Estudio Cien Años de Soledad fue donada por doña Laura Coudurier a la Fundación para las Letras Mexicanas en febrero de 2020. La FLM nació en mayo de 2003. Su sede se ubica en el número 16 de la calle Liverpool, en la colonia Juárez de la Ciudad de México. Desde entonces, la FLM ha sido un espacio abierto a la literatura; estimula la reflexión, la crítica y la discusión; aprende a partir del diálogo, la convivencia y la cooperación entre generaciones y proporciona alternativas al desarrollo de jóvenes poetas, dramaturgos, narradores y ensayistas.
La FLM ha desarrollado con éxito distintos proyectos de fomento a la creación literaria, como un programa de formación que ha otorgado más de 400 becas a jóvenes escritores de hasta 30 años, quienes obtienen un respaldo económico así como el seguimiento y apoyos profesionales para su evolución creativa a través de tutorías, conferencias, cursos y charlas. Los resultados se reflejan en más de 300 libros publicados y más de 130 premios nacionales internacionales, además de montajes teatrales y muchas colaboraciones literarias y periodísticas expresadas en un amplio espectro de medios impresos y virtuales nacionales y extranjeros. La comunidad becaria de la FLM se ha hecho presente más allá de la lengua española, pues sus obras han sido traducidas a idiomas como el inglés, alemán, griego, italiano, francés, danés, polaco, entre otros.
Desde 2004, la FLM convoca el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños, cuyas obras ganadoras han sido publicadas año con año en coedición con el Fondo de Cultura Económica, y los derechos de varias de ellas han sido vendidos en países como España, Brasil, China y Estados Unidos. Por su calidad literaria y su propuesta visual, algunos títulos distinguidos con el Premio fueron seleccionados para las Bibliotecas de Aula mexicanas y han recibido galardones en la Feria del Libro de Boloña, así como en Alemania, Italia, España y otros países.
Desde 2004, a lo largo de más de una década, una investigación de largo aliento resultó en la publicación de 18 volúmenes en alianza con el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Esta colección de antologías literarias se llama Viajes al Siglo XIX, y contó con la asesoría de José Emilio Pacheco y Vicente Quirarte. La serie, coordinada por Edith Negrín, presenta gran parte de la obra de nuestros autores significativos: Justo Sierra, Ignacio Manuel Altamirano, Laura Méndez de Cuenca, fray Servando Teresa de Mier y María Enriqueta Camarillo, entre otros.
En 2012, la FLM creó la Enciclopedia de la Literatura en México (elem.mx), proyecto en línea realizado por escritores y disponible gratuitamente a todo público, coordinado por Jorge von Ziegler. La riqueza de la literatura escrita en México permite a la Elem tener por figuras tutelares a sor Juana Inés de la Cruz, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. La enciclopedia ofrece además un nutrido acervo audiovisual sobre Octavio Paz, nuestro Premio Nobel de Literatura.
Otros esfuerzos editoriales apoyados por la FLM han sido la Colección Capilla Alfonsina, de breves antologías de la amplia obra de Alfonso Reyes, así como la traducción de diversos títulos de autores mexicanos clásicos al inglés y al francés. De igual modo, cada verano, la FLM desarrolla en Xalapa, en alianza con la Universidad Veracruzana, un curso de creación literaria para jóvenes menores de 22 años.
Gabriel García Márquez era el autor de cuatro libros (las novelas La hojarasca, 1955; El coronel no tiene quien le escriba, 1961, y La mala hora, 1962 y el libro de cuentos Los funerales de la Mamá Grande, 1962) cuando, a los 38 años, se dedicó a la escritura de la que sería su obra más famosa y leída: Cien años de soledad.
El autor, su esposa y sus dos pequeños hijos, vivieron durante ese periodo en la casa ubicada en el número 19 de la Calle de la Loma, en la colonia Lomas de San Ángel Inn, en la actual alcaldía Álvaro Obregón, al sur de la Ciudad de México. Como recordaba el propio autor, sus hijos Rodrigo, de seis años, y Gonzalo, de tres, “tuvieron en ella un buen jardín para jugar mientras no fueron a la escuela”.
A partir de 1965, García Márquez renunció a sus empleos como editor de las revistas Sucesos y La familia y como redactor de frases publicitarias, y se dedicó diariamente, durante 18 meses, a la escritura de su obra maestra.
En una carta de esa época a su amigo Carlos Fuentes, García Márquez confesó:
“Jamás he trabajado en soledad comparable, no siento más punto de referencia que, quizá, Rabelais; sufro como un condenado poniendo a raya la retórica, buscando tanto las leyes como los límites de lo arbitrario, sorprendiendo a la poesía cuando la poesía se distrae, peleándome con las palabras. A veces me asalta el pánico de no haber dicho nada a lo largo de quinientas páginas; a veces, quisiera seguir escribiendo el libro el resto de mi vida, en cien volúmenes, para no tener más vida que esta…”
Sin embargo, eso no habría sido una empresa fácil, pues las penurias económicas tocaron pronto a la puerta del matrimonio García Barcha. Como recordaba el propio autor:
“Los mejores amigos se turnaban en grupos para visitarnos cada noche. Aparecían como por azar, y con pretextos de revistas y libros nos llevaban canastas de mercado que parecían casuales. Carmen y Álvaro Mutis, los más asiduos, me daban cuerda para que les contara el capítulo en curso de la novela. Yo me las arreglaba para inventarles versiones de emergencia, por mi superstición de que contar lo que estaba escribiendo espantaba a los duendes”.
El episodio que marcó la importancia de la casa de la Calle de la Loma con el gran proyecto literario del novelista ocurrió cuando el matrimonio debía tres meses de renta. El propietario, don Luis Coudurier, era, según palabras de García Márquez, “uno de los hombres más elegantes y pacientes que habíamos conocido”. Don Luis, entonces oficial mayor del Gobierno del Distrito Federal, llamó por teléfono a sus inquilinos.
Mercedes le hizo saber que su esposo estaba dedicado a la escritura de un libro y que, cuando lo terminara, podrían cubrir el adeudo. El plazo que ella fijó fue de nueve meses. Cuando se le ofreció firmar algún documento legal que garantizara la promesa del pago, don Luis Coudurier respondió: “Con su palabra me basta”.
Gabriel García Márquez siempre recordó con gratitud este gesto de confianza de don Luis Coudurier. En sus últimas años, doña Mercedes Barcha señalaba cómo ese acto de generosidad de don Luis significó para su marido un respaldo moral de gran valía.
Como el propio autor contó, a principios de agosto de 1966, él y Mercedes fueron a la oficina de correos de San Ángel para enviar a Buenos Aires el manuscrito de Cien años de Soledad:
Era un paquete de quinientas noventa cuartillas escritas en máquina a doble espacio y en papel ordinario, y dirigido al director literario de la editorial Sudamericana, Francisco (Paco) Porrúa. El empleado del correo puso el paquete en la balanza, hizo sus cálculos mentales, y dijo:
—Son ochenta y dos pesos.
Mercedes contó los billetes y las monedas sueltas que llevaba en la cartera, y me enfrentó a la realidad:
—Sólo tenemos cincuenta y tres.
Tan acostumbrados estábamos a esos tropiezos cotidianos después de más de un año de penurias, que no pensamos demasiado la solución. Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos a Buenos Aires sólo la mitad, sin preguntarnos siquiera cómo íbamos a conseguir la plata para mandar el resto. Eran las seis de la tarde del viernes y hasta el lunes no volvían a abrir el correo, así que teníamos todo el fin de semana para pensar.
Sin embargo, el lunes siguiente Gabriel y Mercedes se percataron de que la mitad que habían enviado no era la primera sino la segunda parte.
“Lo único que falta ahora es que la novela sea mala”, pronunció Mercedes.
Pero la prosa de García Márquez sedujo al editor, quien posteriormente declaró: “no se trataba de llegar al final para saber si la novela se podía publicar. La publicación ya estaba decidida con la primera línea, con el primer párrafo. Simplemente comprendí lo que cualquier editor sensato hubiera comprendido en mi lugar: que se trataba de una obra excepcional”.
La pareja pudo cumplir su adeudo con don Luis Coudurier antes de que se cumpliera el plazo, pues la Editorial Sudamericana, al aceptar la publicación de Cien años de soledad, envió un cheque por 500 dólares estadounidenses como adelanto de regalías.
Patronato
Manuel Arango | Antonio Ariza (+) | Emilio Azcárraga Jean
Alberto Baillères (+) | Isaac Chertorivski | Carlos González Zabalegui
Germán Larrea | Bernardo Quintana | Alfonso Romo
Fernando Senderos Mestre | Carlos Slim
Secretario: Emilio Carrillo
Presidente: Miguel Limón Rojas
Director General: Eduardo Langagne
Administrador: Arturo Sam
Director de proyectos: Juan Villoro
Coordinador ejecutivo: Geney Beltrán
Coordinadora de logística: Alejandra Gallo
Medios digitales: Monserrat García